Saeta voladora
cruza, arrojada al azar,
sin adivinarse dónde
temblando se clavará;
hoja que del árbol seca
arrebata el vendaval
sin que nadie acierte el surco
donde a caer volverá;
gigante ola que el viento
riza y empuja en el mar;
y rueda y pasa, y no sabe
qué playa buscando va;
luz que en cercos temblorosos
brilla, próxima a expirar,
ignorándose cuál de ellos
el último brillará;
ese soy yo, que al acaso
cruzo el mundo, sin pensar
de dónde vengo, ni a dónde
mis pasos me llevarán.
G.A.Bécquer
0 comentarios:
Publicar un comentario