24 de junio de 2012

Solsticio de verano


   Noche de San Juan
      

23 de junio de 2012

Viejo San Juan

                                                                                         
                                                                          
                                           ( A Ricardo Gullón, que vivió aquellos espacios)

JUNIO se acerca, paso a paso de oro
LLama con su aldabón de lluvia cálida.
Alguien deja en la mesa la copa de aguardiente
y la sombra de una manzana.
Pero no hay mano que la  tome,
cuchillo que la parta para extraer de ella
una ventana abierta sobre aquel otro puerto,
sobre las calles de piedras azules,
sobre los cuerpos próximos,
sobre lo irrepetible e imposible.
 
¿Dónde estará la mano, la gaviota
que llegaba volando sobre el  mar,
la boca con su zumo de quenepa,
las ojeras felices
que devolvian la felicidad?
 
El aguardiente tiene sabor a lágrima,
a sonrisa oxidada por la lejanía.
La manzana de sombra se disuelve
en la sombra del puente - ¿éste, aquél? quién lo sabe -
El aguardiente tiene sabor a nunca más.
De "Agenda" 1991
José Hierro

Quiero....Sueño

No me contéis más cuentos,
que vengo de muy lejos
y sé todos los cuentos.
No me contéis más cuentos.
Contad
y recontadme este sueño.
Romped,
rompedme los espejos.
Deshacedme los estanques,
los lazos,
los anillos,
los cercos,
las redes,
las trampas
y todos los caminos  paralelos.
Que no quiero
que no quiero
que no quiero
que no quiero que me arrullen con cuentos,
que no quiero
quer no quiero
que no quiero
que no quiero que me entierren con cuentos.
que no quiero
que no quiero
que no quiero
que no quiero verme clavado en el tiempo,
que no quiero verme en el agua,
que no quiero verme en la tierra tampoco,
que no quiero, a su ovillo, como un hilo de barba sujeto.
Quiero verme en el viento,
quiero verme en el viento
quiero verme en el viento,
quiero verme en el viento,
quiero...¡quiero!..sueño..¡sueño!
Soy gusano que sueña...y sueño
verme un día volando en el viento.
León Felipe

21 de junio de 2012

No decía palabras..


No decía palabras,
acercaba tan sólo un cuerpo interrogante
porque ignoraba que el deseo es una pregunta
cuya respuesta no existe,
una hoja cuya rama no existe,
un mundo cuyo cielo no existe.

La angustia se abre paso entre los huesos,
remonta por las venas
hasta abrirse en la piel,
surtidores de sueño
hechos carne en interrogación vuelta a las nubes.

Un roce al paso,
una mirada fugaz entre las sombras,
bastan para que el cuerpo se abra en dos,
ávido de recibir en sí mismo
otro cuerpo que sueñe;
mitad y mitad, sueño y sueño, carne y carne,
iguales en figura, iguales en amor, iguales en deseo.

Aunque sólo sea una esperanza,
porque el deseo es una pregunta cuya respuesta nadie sabe.


Luis Cernuda

18 de junio de 2012

Hablando en plata


16 de junio de 2012

El miedo

Vivimos un ensueño de seres derrotados,
de fantasmas fugaces
que buscan un aliento,
un alma que no habitan
sus cuerpos aturdidos.
Como niños que escapan de su colegio un día
y acaba la aventura
y están solos y la noche los cerca.
Pilar Blanco

15 de junio de 2012

Recordando a Esbjörn Svensson ..


12 de junio de 2012

De "Tierra sin nosotr0s" 1947

 
 
 
Canción de cuna para dormir a un preso
 
La gaviota sobre el pinar.
(La mar resuena.)
Se acerca el sueño. Dormirás,
soñarás, aunque no lo quieras.
La gaviota sobre el pinar
goteado todo de estrellas.

Duerme. Ya tienes en tus manos
el azul de la noche inmensa.
No hay más que sombra. Arriba, luna.
Peter Pan por las alamedas.
Sobre ciervos de lomo verde
la niña ciega.
Ya tú eres hombre, ya te duermes,
mi amigo, ea...

Duerme, mi amigo. Vuela un cuervo
sobre la luna, y la degüella.
La mar está cerca de ti,
muerde tus piernas.
No es verdad que tú seas hombre;
eres un niño que no sueña.
No es verdad que tú hayas sufrido:
son cuentos tristes que te cuentan.
Duerme. La sombra toda es tuya,
mi amigo, ea...

Eres un niño que está serio.
Perdió la risa y no la encuentra.
Será que habrá caído al mar,
la habrá comido una ballena.
Duerme, mi amigo, que te acunen
campanillas y panderetas,
flautas de caña de son vago
amanecidas en la niebla.

No es verdad que te pese el alma.
El alma es aire y humo y seda.
La noche es vasta. Tiene espacios
para volar por donde quieras,
para llegar al alba y ver
las aguas frías que despiertan,
las rocas grises, como el casco
que tú llevabas a la guerra.
La noche es amplia, duerme, amigo,
mi amigo, ea...

La noche es bella, está desnuda,
no tiene límites ni rejas.
No es verdad que tú hayas sufrido,
son cuentos tristes que te cuentan.
Tú eres un niño que está triste,
eres un niño que no sueña.
Y la gaviota está esperando
para venir cuando te duermas.
Duerme, ya tienes en tus manos
el azul de la noche inmensa.
Duerme, mi amigo...
Ya se duerme
mi amigo, ea...

 
 
Cumbre 

Firme, bajo mi pie, cierta y segura,
de piedra y música te tengo;
no como entonces, cuando a cada instante
te levantabas de mi sueño.
Ahora puedo tocar tus lomas tiernas,
el verde fresco de tus aguas.
Ahora estamos, de nuevo, frente a frente
como dos viejos camaradas.
Nueva canción con nuevos instrumentos.
Cantas, me duermes y me acunas.
Haces eternidad de mi pasado.
Y luego el tiempo se desnuda.
¡Cantarte, abrir la cárcel donde espera
tanta pasión acumulada!
Y ver perderse nuestra antigua imagen
arrebatada por el agua.
Firme, bajo mi pie, cierta y segura,
de piedra y música te tengo.
Señor, Señor, Señor: todo lo mismo.
Pero , ¿qué has hecho de mi tiempo?
 
 
Despedida del Mar


Por más que intente al despedirme
guardarte entero en mi recinto
de soledad, por más que quiera
beber tus ojos infinitos,
tus largas tardes plateadas,
tu vasto gesto, gris y frío,
sé que al volver a tus orillas
nos sentiremos muy distintos.
Nunca jamás volveré a verte
con estos ojos que hoy te miro.
Este perfume de manzanas,
¿de dónde viene? ¡Oh sueño mío,
mar mío! ¡Fúndeme, despójame
de mi carne, de mi vestido
mortal! ¡Olvídame en la arena,
y sea yo también un hijo
más, un caudal de agua serena
que vuelve a ti, a su salino
nacimiento, a vivir tu vida
como el más triste de los ríos!
Ramos frescos de espuma... Barcas
soñolientas y vagas... Niños
rebañando la miel poniente
del sol... ¡Qué nuevo y fresco y limpio
el mundo...! Nace cada día
del mar, recorre los caminos
que rodean mi alma, y corre
a esconderse bajo el sombrío,
lúgubre aceite de la noche;
vuelve a su origen y principio.
¡Y que ahora tenga que dejarte
para emprender otro camino!...
Por más que intente al despedirme
llevar tu imagen, mar, conmigo;
por más que quiera traspasarte,
fijarte, exacto, en mis sentidos;
por más que busque tus cadenas
para negarme a mi destino,
yo sé que pronto estará rota
tu malla gris de tenues hilos.
Nunca jamás volveré a verte
con estos ojos que hoy te miro.
 
 
 
 
Destino alegre
 

Nos han abandonado en medio del camino.
Entre la luz íbamos ciegos.
Somos aves de paso, nubes altas de estío,
vagabundos eternos.
Mala gente que pasa cantando por los campos.
Aunque el camino es áspero y son duros los tiempos,
cantamos con el alma. Y no hay un hombre solo
que comprenda la viva razón del canto nuestro.

Vivimos y morimos muertes y vidas de otros.
Sobre nuestras espaldas pesan mucho los muertos.
Su hondo grito nos pide que muramos un poco,
como murieron todos ellos,
que vivamos deprisa, quemando locamente
la vida que ellos no vivieron.

Ríos furiosos, ríos turbios, ríos veloces,
(Pero nadie nos mide lo hondo, sino lo estrecho.)
Mordemos las orillas, derribamos los puentes.
Dicen que vamos ciegos.

Pero vivimos. Llevan nuestras ,aguas la esencia
de las muertes y vidas de vivos y de muertos.
Ya veis si es bien alegre saber a ciencia cierta
que hemos nacido para esto.

 
 
 
Llegada al Mar
 
Cuando salí de ti, a mí mismo
me prometí que volvería.
Y he vuelto. Quiebro con mis piernas
tu serena cristalería.
Es como ahondar en los principios,
como embriagarse con la vida,
como sentir crecer muy hondo
un árbol de hojas amarillas
y enloquecer con el sabor
de sus frutas más encendidas.
Como sentirse con las manos
en flor, palpando la alegría.
Como escuchar el grave acorde
de la resaca y de la brisa.
Cuando salí de ti, a mí mismo
me prometí que volvería.
Era en otoño, y en otoño
llego, otra vez, a tus orillas.
( De entre tus ondas el otoño
nace más bello cada día. )
Y ahora que yo pensaba en ti
constantemente, que creía...

( Las montañas que te rodean
tienen hogueras encendidas.)
Y ahora que yo quería hablarte,
saturarme de tu alegría...
( Eres un pájaro de niebla
que picotea mis mejillas. )
Y ahora que yo quería darte
toda mi sangre, que quería...
(Qué bello, mar, morir en ti
cuando no pueda con mi vida.)
 
 
Distancia
(Melodía con viento sur)
 
Y yo la vi desvanecerse,
la vi fundirse en la distancia
hacerse sueño para siempre.
Soplaba el sur y sentí miedo.
Melodia de oro crujiente,
iluminado pan que el alma
hambrienta come, renaciéndose.
Mar invisible tras los montes.
(Ahora las nubes, las mujeres,
las perezosas barcas blancas
habrán llegado para verse..)
Pinos altos, como humos quietos,
muy silenciosos y muy verdes.
(Jadeaba el viento en las rocas
furioso, herido mortalmente)
Soplaba el sur.Mirada última.
Día final para aprenderme
sus lecciones de luz, de música..
...Luego la vi desvanecerse,
la vi fundirse en la distancia,
hacerse sueño para siempre...
 
 
 
Trébol
 
Cuando a vosotros vine de Castilla
el aire era un dulzor de mieles de higos.
A Castilla me vuelvo, mis amigos,
donde la tierra es seca y amarilla.
 
Ya perdí tu diaria maravilla.
Norte de amor. Se cierran los postigos,
y vuelvo a mis azules enemigos,
cielo en que no germina semilla.
 
Hiero la noche y ya no sé si vivo.
Pongo mi pie de sombra en el estrivo.
Golpea el viento al mar, como un ariete.
 
Y voy con un fantasma en mi costado,
mi trébol de ilusión, encadenado
desde mil novecientos treinta y siete.
 
De "Tierra sin nosotr0s" 1947
 
 
 

 
De "Alegría" 1947
 
 
Así era



 
Canta, me dices. Y yo canto.
¿Cómo callar? Mi boca es tuya.
Rompo contento mis amarras,
dejo que el mundo se me funda.
Sueña, me dices. Y yo sueño.
¡Ojalá no soñara nunca!
No recordarte, no mirarte,
no nadar por aguas profundas,
no saltar los puentes del tiempo
hacia un pasado que me abruma,
no desgarrar ya más mi carne
por los zarzales, en tu busca.

Canta, me dices. Yo te canto
a ti, dormida, fresca y única,
con tus ciudades en racimos,
como palomas sucias,
como gaviotas perezosas
que hacen sus nidos en la lluvia,
con nuestros cuerpos que a ti vuelven
como a una madre verde y húmeda.

Eras de vientos y de otoños,
eras de agrio sabor a frutas,
eras de playas y de nieblas,
de mar reposando en la bruma,
de campos y albas ciudades,
con un gran corazón de música.



                                         Razones




No vives ya de sinrazones.
¿Tan sola estabas, alma mía?
El alba nueva no traía,
para acunarte, sus canciones.
Llega la luz de otras regiones
sin la hermosura que solía.
Mala alegría es la alegría
que nos abrasa los corazones.
¿Dentro de ti la buscas? ¿Llevas
dentro de ti su llama? ¿Elevas
de tu noche su mediodía?
¿Has de matar todas las cosas?
¿Cortar, para olerlas, las rosas?
¿Tan sola estabas, alma mía?
 
 
 
Recuerdos
Aquello era hermoso.
¿ Te acuerdas de como las flores nacían?
¿De cómo traía el ocaso su rojo clavel en la boca?
¿De un hombre que todas las tardes
tocaba el violín a la puerta?
¿Del soñar cotidiano que daba
sus llamas al alma en la sombra?

¿Te acuerdas de aquello? Aquello era hermoso.
Yo no sé si tú vuelves conmigo y conmigo lo evocas.
¡Tan alegre pasar, desgarrando el eterno momento,
pisoteando, sin verlas, las rosas!

Hay un instante que todo lo puede, que salta los días
y vive presente en el cielo dorado de nuestra memoria.

¿Por qué no ha de ser ese instante
el que ya para siempre te colme las horas?

¿Te acuerdas de aquello? Aquello era hermoso.
Todas las cosas que son, son hermosas
aunque sepamos de fijo que acaban y mueren un día,
que pasan rozando las vidas y nunca retornan.

¿Te acuerdas de aquello?
La juventud nos cantaba,
nos canta, su canto de gloria.
Aquello era hermoso: pasar sin pensar,
y soñar sin llegar,
aceptar sin jamás preguntar
por la mano que dio la limosna.

Y yo te pregunto.
Y acaso esta brisa que mueve la hierba
me da tu respuesta, me dice la oscura palabra que nunca se nombra.
 
 
                                        Alegría
 
En mí la siento aunque se esconda. Moja
mis oscuros caminos interiores.
Quién sabe cuántos mágicos rumores
sobre el sombrío corazón deshoja.
 
A veces alza en mí su lunna roja,
o me reclina sobre extrañas flores.
Dicen que ha muerto, que de sus verdores
el árbol de mi vida se despoja.
 
Sé que no ha muerto porque vivo. Tomo
en el oculto reino en que se esconde,
la espiga de su mano verdadera.
 
Dirán que he muerto, y yo no muero. ¿Cómo
podría ser así, decidme, dónde
podría ella reinar si yo muriera?
 
 
 
I
 
Llegué por el dolor a la alegría.
Supe por el dolor que el alma existe.
Por el dolor, allá en mi reino triste
un misterioso sol amanecía.
Era alegría la mañana fría
y el viento loco y cálido que embiste
(Alma que verdes primaveras viste
maravillosamente se rompía)
Así la siento más. Al cielo apunto
y me responde cuando le pregunto
con dolor tras dolor para mi herida.
Y mientras se ilumina mi cabeza
ruego por el que he sido en la tristeza
a las divinidades de la vida.
 
 
 
 
Quisiera esta tarde no odiar
 
Quisiera esta tarde no odiar,
no llevaar en mi frente la nube sombría
Quisiera tener esta tarde nos ojos más claros
para posarlos serenos en la lejanía.
Debe de ser tan hermoso decir:
"Creo en las cosas que existen y en otras
que acaso no existan,
en todas las cosas que pueden salvarme,
aunque ignore su nombre,
conozco la fruta dorada que da la alegría.
Quisiera esta tarde no odiar,
sentirme ligero, ser río que canta,
ser viento que mueve la espiga.
Miro al poniente.
Atardecen los largos caminos
que van a la noche,
que dan su cansancio a la noche
que van a la noche
a soñar en su negra mentira.
 
 
 
Fé de vida
 
Sé que el invierno está aquí,
detrás de esa puerta. Sé
que si ahora saliera fuera
lo hallaría todo muerto,
luchando por renacer.
Sé que si busco una mano
que me salve del olvido
no la encontraré.
Sé que si busco al que fui
no lo encontraré.
Pero estoy aqui. Me muevo,
vivo. Me llamo José
Hierro. Alegría. ( Alegría
que está caída a mis pies)
Nada en orden. Todo roto,
a punto de ya no ser.
Pero toco la alegría,
porque aunque todo esté muerto,
yo aún estoy vivo y lo sé.

De "Alegría" 1947





Me da pena pensar que algún día
querré ver de nuevo este espacio,
tornar a este instante.
Me da pena soñarme rompiendo mis alas
contra muros que se alzan e impiden

que pueda volver a encontrarme.
Estas ramas en flor que palpitan
y rompen alegres
la apariencia tranquila del aire,
esas olas que mojan mis pies

de crujiente hermosura,
el muchacho que guarda en su frente

la luz de la tarde,
ese blanco pañuelo

caído tal vez de unas manos,
cuando ya no esperaban

que un beso de amor las rozase…
Me da pena mirar estas cosas,
querer estas cosas,
guardar estas cosas.
Me da pena soñarme

volviendo a buscarlas,
volviendo a buscarme,
poblando otra tarde

como ésta de ramas
que guarde en mi alma,
aprendiendo en mí mismo

que un sueño no puede
volver otra vez a soñarse.
José Hierro

 
Viento de otoño
Hemos visto, ¡alegría¡, dar el viento
Gloría final a las hojas doradas.
Arder , fundirse el monte en llamaradas
Crepusculares, trágico y sangriento.
Gira, asciende, enloquece, pensamiento.
Hoy da el otoño suelta a sus manadas.
¿No sientes a lo lejos sus pisadas?
Pasan, dejando el campo amarillento.
Por esto, por sentirnos todavía
Música y viento y hojas, ¡alegría¡
Por el dolor que nos tiene cautivos,
Por la sangre que mana de la herida
¡alegría en el nombre de la vida¡
Somos alegres porque estamos vivos.
De “Alegría” 1947
 
 
 
 

                          De " Quinta del 42" 1952

                              
                                EPITAFIO PARA LA TUMBA DE UN POETA
Toqué la creación con mi frente.
sentí la creación en mi alma.
Las olas me llamaron a lo hondo
Y luego se cerraron las aguas.
 
EJEMPLO
Acuérdate que tenías
voz de fuego.
No eras árbol que se arranca,
junco que se desmaya, eco
de una voz desconocida:
eras voz de fuego.
Tú mismo eras fuego.
La muerte no remataba
nada: desataba el viento.
Y qué mejor camaradas
que el viento y el fuego.
Y por qué llorar, llorarte
por los muertos, en tus  muertos,
si ellos eran viento loco
y tú eras el fuego,
voz de fuego.
Y por qué llorar un día,
si ya no eras fuego.
Por qué llorar, si las llamas
se desvanecieron.
LLorar y sólo llorar,
voz de fuego.
Acuérdate que tenías
voz de fuego.
Tu destino era incendiar
el leño reseco.
Pero no hay leño sin hacha,
hacha sin hachero.
Voz de fuego, entiéndelo,
voz de fuego.
 
JUNTO AL MAR
Si muero, que me pongan desnudo,
desnudo junto al mar.
Serán las aguas grises mi escudo
y no habrá que luchar.
Si muero que me dejen a solas.
La mar es mi jardín.
No puede, quien amaba las olas,
desear otro fin.
Oiré la melodía del viento,
la misteriosa voz.
Será por fin vencido el momento
quie siega como hoz.
Que siega pesadumbres. Y cuando
la noche empiecea arder,
soñando, sollozando, cantando,
yo volveré a nacer.
...........
 
Me creía dueño del mundo
y no era dueño de mi mismo.
Bebí, como un vino de siglos,
la fugacidad del minuto:
La nube que aprende a trazar
su alto vuelo maravilloso,
el ancho cielo donde otoño
tiende su púrpura fugaz,
el mar que despliega el azul
y  lo quiebra en blancos y en oros
la tierra que dobla su lomo
abrumada de plenitud.
No era mi reino. El que duraba
lo llevaba dentro de mí.
Miré hacia dentro. Supe. Ví:
mi reino lo llevaba el agua.
Y cuando nada queda. Cuando
se sienten ganas de no ser,
cuando el mágico atardecer
enciende el álamo lejano,
se quiere huir, se quiere entrar
en la noche definitiva.
Hay que luchar. Sangra la herida
 y ya no se puede luchar.
Cómo puedo querer huir
a mi noche, mientras exista
algo bello, por lo que un día
hubiera querido morir.
LLeva mi reino el agua. Mira:
se lleva lo mejor de mí.
 
 
 
 
 

                                 De "Agenda" 1991


Alma dormida

Me tendí sobre la hierba
entre los troncos
que hoja a hoja

desnudaban su belleza.
Dejé el alma que soñase:
volvería a despertar

en primavera.

Nuevamente nace el mundo,
nuevamente naces,
alma (estabas muerta).
Yo no sé lo que ha pasado en este tiempo:
tú dormías, esperando ser eterna.


Y por mucho que te cante
la alta música de las nubes,
y por mucho que te quieran
explicar las criaturas por qué evocan
aquel tiempo negro y frío,

aunque pretendas
hacer tuya tanta vida derramada
(era vida, y tú dormías), ya no llegas
a alcanzar la plenitud de su alegría:
tú dormías cuando todo estaba en vela.


Tierra nuestra, vida nuestra,
tiempo nuestro...
(Alma mía, ¡quién te dijo que durmieras!)
 
 






 
Entre árboles
 
Alguien recién llegado de una luz
que nunca fuera tuya,
imaginó estas manos descarnadas
que reproducen en el aire
el ritmo negro de la tierra
Fueron festín de las estrellas.
los mitos y presagios hibernados
en la desolación de la nada.

Estas manos hacían sonar
en el crepúsculo
el arpa de ascua viva.
Encendían destellos de blancura lunar
en los lirios de abril.
Acariciaban en otoño
el retablo del mediodía.
Arañaban el vidrio morado
de la noche de enero.
Reveleban lo que de mágico hay
en los pliegues de la nieve.
Dibujaban doradamente el primor de la espiga.
Traducían lo que de pez hay
en lo oscuro de las grutas.
Delataban lo que de pico y garra
cela la transparencia de la nube.
Fueron festín de las estrellas.

Alguien, aquí, plantó estas manos crispadas,
estos árboles.
(Dónde estarías tú cuando ocurría.)
Narcisos duplicados en el río
navegaron a la deriva, en busca de la luz,
la luz que fue el principio y será el final.
 
 

 
Dos madrigales para nietas

I
(Bubu)
 
Con sílabas de alga y de marfil
compones nombres que antes no existian
- hinojos, zorra, abejaruco,alondra-
los sacas de la cárcel de la nada.
conoces bien la lengua amarga y verde
de los espárragos trigueros.
Todo lo vuelves claridad, espacio,
lugar dispuesto para el espectáculo
escrito, dirigido, interpretado por las nubes.
Allá, en la playa,
frente al hervor del oleaje,
eras la duna modelada
por los dedos de luz del viento.
Sobre el vientre brillaba
la cicatriz de un astro.
 
(No sabrás nunca que la sombra existe)
 
 
II
(Tacha)
 
Posiblemente exista.
Lee el destino en la palma de la mano
morada de la pasiflora.
Adiestra a los caniches de las olas,
da de comer a la bocaza
abierta siempre de la chimenea,
divide, multiplica, resta y suma
como quien lanza contra el alcotán
un grano de cebada,
sabe que Dios no existe, ni existen los bomberos,
pues si existiesen dejarían huellas;
saca a la luz el terciopelo oculto
bajo la máscara del pez,
arranca sus enigmas,
boca a boca, a la estrella.
 
Habla con el aceite.
 
 
 
 
 
Don Antonio Machado tacha
de su agenda un número de teléfono
 
Borra de tu memoria
este número de teléfono
2-6-8-1-4-5-6
Táchalo de tu agenda
Si ahora marcaras este número
que no puede escucharte
nadie respondería.
Este número sordomudo
2-6-8-1-4-5-6
Borra, olvídalo, tacha ese número muerto
es uno más, aunque fue único.
Las hojas de su agenda
tienen más tachaduras
que números y nombres.
Ya quedan menos a los que llamar;
apenas quedan números y nombres que te hablen
o que te escuchen: 2-6-8-1-4-5-6
Haz todo lo que puedas
para que se disuelva en tu memoria,
destrúyelo, trastuécalo:
2-6-8-1-4-5--6
rómpele le ritmo que le correspondía:
2-6-8-1-4-5-6-
ya no lo necesitas
no necesitas esos números,
esos nombres o sombras
2-6-8-1-4-5-6
"¿Está Leonor?"
Y, suponiendo que alguien te responda,
será otra voz la que responderá.
Baraja el número, confúndelo, desordénalo
Así: 1-4-2-5-6-8
"¿Está Guiomar?"
Baraja números y nombres, barájalos,
sobre todo los nombres:
"¿Está Guionor?". "¿Está Leomar?"
Olvida, tacha, borra, desvanece
esos nombres y números,
no intentes modelar la niebla,
resígnate a que el viento la disperse.
¡ Colinas plateadas...!
 
 

                                             Junio

Junio se acerca, paso a paso de oro
LLama con su aldabón de lluvia cálida.
Alguien deja en la mesa la copa de aguardiente
y la sombra de una manzana.
Pero no hay mano que la tome,
cuchillo que la parta para extraer de ella
una ventana abierta sobre aquel otro puerto,
sobre las calles de piedras azules,
sobre los cuerpos próximos,
sobre lo irrepetible e imposible.
¿Dónde estará la mano, la gaviota
que llegaba volando sobre el mar,
la boca con su zumo de quenepa,
las ojeras felices
que devolvian la felicidad?
El aguardiente tiene sabor a lágrima,
a sonrisa oxidada por la lejanía.
La manzana de sombra se disuelve
en la sombra del puente - ¿éste, aquél? quién lo sabe -
El aguardiente tiene sabor a nunca más.


Amanecer

Imagínate tú…
Imagínatelo tú por un momento.
R. A.


La estrella aún flotaba en las aguas.
Río abajo, a la noche del mar, la llevó la corriente.
Y de pronto la mágica música errante en la sombra
se apagó, sin dolor, en el fresco silencio silvestre.


Imagínate tú, piensa sólo un instante,
piensa sólo un instante que el alma comienza a caerse.
(Las hojas, el canto del agua que sólo tú escuchas:
maravilloso silencio que pone en las tuyas su mano evidente.)


Piensa sólo un instante que has roto los diques y flotas sin tiempo en la noche,
que eres carne de sombra, recuerdo de sombra; que sombra tan sólo te envuelve.
Piensa conmigo «¡tan bello era todo, tan nuestro era todo, tan vivo era todo,
antes que todo se desvaneciese!»


Imagínate tú que hace siglos que has muerto.
No te preguntan las cosas, si pasas, quién eres.
Procura un instante pensar que tus brazos no pesan.
Son nada más que dos cañas, dos gotas de lluvia, dos humos calientes.


(¡Tan bello era todo, tan nuestro era todo, tan vivo era todo!)
Y cuando creas que todo ante ti perfecciona su muerte,
abre los ojos:
El trágico hachero saltaba los montes,
llevaba una antorcha en la mano, incendiaba los bosques nacientes.
El río volvía a mojar las orillas que dan a tu vida.
El prodigio era tuyo y te hacías así vencedor de la muerte.

 
De "Agenda" 1991
 


                        


 

 




 

¡Hasta pronto!


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