28 de febrero de 2011

"No hemos aprendido a vivir" José Luis Sampedro


Reloj de agua

Como de nueva Polixena
arrastrada a muerte ígnea
con mis cenizas, torpes ecos
en el légamo turbado del recuerdo.
Y derramo pétalos, olores
de mi ofrenda,
pero es tarde;
¿o acaso no es bastante?:
ya hace tiempo que el hilo fue cortado.
Ana Belén G. Rodriguez

16 de febrero de 2011

Saeta II


Saeta voladora
cruza, arrojada al azar,
sin adivinarse dónde
temblando se clavará;
hoja que del árbol seca
arrebata el vendaval
sin que nadie acierte el surco
donde a caer volverá;
gigante ola que el viento
riza y empuja en el mar;
y rueda y pasa, y no sabe
qué playa buscando va;
luz que en cercos temblorosos
brilla, próxima a expirar,
ignorándose cuál de ellos
el último brillará;
ese soy yo, que al acaso
cruzo el mundo, sin pensar
de dónde vengo, ni a dónde
mis pasos me llevarán.
G.A.Bécquer

14 de febrero de 2011

Amor

Mi manera de amarte es sencilla:
te aprieto a mí
como si hubiera un poco de justicia en mi cuerpo
y yo te la pudiese dar con el cuerpo.
Cuando revuelto tus cabellos
algo hermoso se forma entre mis manos.
Y casi no sé más.Yo sólo aspiro
a estar contigo en paz  y a estar en paz
con un deber desconocido
que a veces pesa también en mi corazón.
Antonio Gamonera

9 de febrero de 2011

Ayer tarde,
volvía yo con las nubes
que entraban bajos rosales
(grande ternura redonda)
entre los troncos constantes.
La soledad era eterna
y el silencio inacabable.
Me detuve como un árbol
y oí hablar a los árboles.
El pájaro solo huía
de tan secreto paraje,
sólo yo podía estar
entre las rosas finales.
Yo no quería volver
en mí, por miedo de darles
disgusto de árbol distinto
a los árboles iguales.
Los árboles se olvidaron
de mi forma de hombre errante,
y, con mi forma olvidada,
oía hablar a los árboles.
Me retardé hasta la estrella.
En vuelo de luz suave,
fui saliéndome a la orilla
con la luna ya en el aire.
Cuando yo ya me salía,
vi a los árboles mirarme.
Se daban cuenta de todo
y me apenaba dejarles.
Y yo los oía hablar,
entre el nublado de nácares,
con blando rumor, de mí.
Y ¿cómo desengañarles?
¿Cómo decirles que no,
que yo era sólo el pasante,
que no me hablaran a mi?
No quería traicionarles.
Y ya muy tarde, ayer tarde,
oí hablarme a los árboles.
Juan Ramón Jiménez

1 de febrero de 2011

La Doble Vida de Verónica (1991, Kieslowski)



¡Hasta pronto!


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